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EL NUEVO GERENTE DE EPM

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EL NUEVO GERENTE DE EPM

Tendrá que luchar para no ser relegado a un cuarto escalón subordinado a los despachos de la Alcaldía, pues los retos son enormes y el liderazgo sólido debe ser hacia dentro y hacia afuera.

Luego de 65 días de interinidad en el máximo cargo ejecutivo de Empresas Públicas de Medellín (EPM), el alcalde de Medellín y presidente de su junta directiva, Daniel Quintero, anunció antenoche la designación como nuevo gerente de Alejandro Calderón Chatet, quien llevaba escasos cuatro meses desempeñándose como vicepresidente Ejecutivo de Finanzas e Inversiones del Grupo EPM.

Dice el alcalde Quintero Calle que el proceso de escogencia se hizo con una firma de cazatalentos –no especificada– y “con acompañamiento de la junta directiva”. El boletín de EPM informa que el nuevo gerente es economista con especialización en administración de empresas y finanzas.

En épocas normales, se diría que quien ahora asume el cargo liderará la gestión ejecutiva y un gigantesco comité de más de 20 vicepresidentes y de 250 gerentes del grupo (según cifras que suministró el exgerente Álvaro Guillermo Rendón a este diario), bajo la dirección suprema de la junta directiva. Pero las circunstancias por las cuales tiene que navegar ahora EPM lo que le imponen al nuevo gerente es hacer lo que pueda para no quedar relegado a un papel de cuarto orden en un escalafón impuesto por la línea política de la actual administración municipal donde su despacho es un apéndice subordinado no solo al alcalde sino a una secretaria de despacho –la que haya hoy, o la que se nombre mañana– a la cual el gerente general del conglomerado de servicios públicos más grandes del país debe rendirle cuenta y razón de todo. Carácter, resolución e independencia le demanda esta nueva responsabilidad si no quiere pasar a la ya concurrida galería de funcionarios vapuleados por un estilo ensoberbecido y pendenciero de ejercer el poder.

Los retos de EPM, encabezando con Hidroituango y Afinia en la Costa Caribe, inversiones y negocios de cuantías superlativas y riesgos proporcionales a su enorme tamaño, así como la ordenada aplicación de códigos de buen gobierno y profesionalización de una enorme estructura directiva, requieren suficiente seriedad, capacidad ejecutiva y poder de inspirar con el liderazgo, que no debe tener ni la más mínima duda de cómo actuar cuando, de nuevo, acechen la politiquería y las agendas ocultas bajo cuales no es el interés general (de la ciudad, del departamento, del país, de los usuarios, de los inversionistas) el que prima.

Ojalá entienda el nuevo gerente que hay una exigencia ciudadana, más firme y perentoria que nunca, por la transparencia, el buen gobierno, y la aplicada gestión de los bienes y recursos públicos en el objetivo final para los que han sido encomendados. Los requerimientos ciudadanos son legítimos y, pese a la hostilidad de la administración municipal y su alcalde con todo asomo de ejercicio de veedurías y controles ciudadanos, EPM y su cúpula habrán de respetarlos.

Paralelamente, también hizo el alcalde otras designaciones. En Ruta N, sale el director impuesto por él mismo pasando sobre la entonces junta directiva, hace escasos siete meses, con la finalidad en ese momento de que “fuera más cercano a la Alcaldía”. No se sabe si tal cercanía se frustró o cuáles fueron las razones para el efímero paso de Javier Fernández por Ruta N, otra de las entidades más amenazadas por las particularidades políticas de Quintero y su grupo. Igual Metroparques, enredada luego de su conversión en gestora y convalidadora de subcontrataciones. O la Secretaría de Planeación, que va para su tercer titular en menos de año y medio de gobierno y todavía no se adivina ahí una gestión con objetivos definidos y medibles, fuera de los anuncios grandilocuentes.

Fuente: https://www.elcolombiano.com/opinion/editoriales/el-nuevo-gerente-de-epm-IF14884158